BLOG DE JOSÉ ANTONIO DONCEL DOMÍNGUEZ (I.E.S. LUIS CHAMIZO, DON BENITO, BADAJOZ)

sábado, 26 de octubre de 2013

La tumba de Tutankhamon. La maldición del faraón.

Máscara funeraria de Tutankhamon. Realizada
 en oro macizo, cubría el rostro del faraón.

Quizás el mayor símbolo de la civilización del Antiguo Egipto sean sus tumbas. La obsesión por la muerte y la vida eterna llevó a los egipcios a construir magníficas sepulturas, dedicadas a reyes e insignes hombres, entre las que destacan las grandes pirámides, algunas especialmente monumentales, como las de Gizah, Sáqqarah o Dahshur. Sin embargo, este tipo de enterramiento no es el único. Las pirámides se construyeron sobre todo entre el año 2.650 a.c. y el 1750 a.c., período que termina con la XIII dinastía. Ya en la dinastía XVIII (entre el año 1550 a.c. y el 1295 a.c.) los faraones y nobles se solían enterrar en grandes tumbas excavadas en la roca, generalmente en zonas de relieve escarpado. Ese era el caso de los enterramientos del Valle de los Reyes, una enorme necrópoli próxima al río Nilo, en las cercanías de la actual Luxor. Las tumbas contaban con varias salas, generalmente decoradas, donde se despositaba el sarcófago y el ajuar, con las pertenencias y tesoros del faraón.

Pirámides de Gizah.
Uno de los últimos faraones de la dinastía XVIII, que dio lugar al Imperio Nuevo, fue Tutankhamon. Subió al trono a la edad temprana de nueve años y Gobernó entre 1321 y 1311 a.c., un corto período de menos de 10 años, pues murió a edad temprana, con 19 años. Su reinado fue corto y de escasa relevancia en comparación con otros faraones de la dinastía, ello posibilitó que su tumba fuera relativamente pequeña, lo que evitó su descubrimiento y saqueo posterior.
Así pues, la de Tutankhamon no era la mayor de las tumbas, tampoco la que más tesoros albergaba, no era la más llamativa y magnificiente, en ella yacía un faraón de segundo orden que murió joven y gobernó poco tiempo, por lo que no pudo ser relevante en la historia del Antiguo Egipto. Pero su supultura ha resultado ser la más mediática, conocida y venerada por el gran público, visitada durante décadas por masivas oleadas de turistas hasta convertirse, junto a las grandes pirámides de Gizah, en el gran icono de la egiptología y de la arqueología en general. ¿Qué es lo que de especial tenía esta tumba? Fue la única sepultura real que había permanecido casi intacta hasta la actualidad y aunque había sido pronto profanada, la mayoría de sus tesoros quedaron indemnes y jamás nadie accedió al sarcófago del faraón, permaneciendo olvidada durante más de tres mil años al abrigo de ladrones y arquéologos. Por otro lado, su hallazgo sorprendió al mundo y se vio además envuelto, desde un principio, en un halo de misterio que contribuyó a aumentar su popularidad: asociada a la tumba surgió una maldición que se vio pronto alimentada por una serie de trágicas coincidencias, sobredimensionadas por los medios de comunicación más sensacionalistas.



LA TUMBA DE TUTANKHAMON

En 1906 se conocían los dos grandes protagonistas de esta historia. Por un lado un dibujante y arqueólogo inglés, Howard Carter, que ya llevaba varios años trabajando en Egipto, donde fue inspector en jefe del Servicio de Antigüedades, por otro un adinerado aristócrata, Lord Carnarvon, que había llegado al país del Nilo buscando un lugar cálido por motivos de salud y se habia visto seducido por el mundo de las excavaciones y la egiptología. En los años siguientes ambos formaron una pareja muy fructífera, varias expediciones sufragadas por Carnarvon y dirigidas por Carter se sucederían en el sur de Egipto con importantes hallazgos. Pero entonces recibieron la concesión que tanto ansiaban: la que les permitiría excavar en el llamado Valle de los Reyes. Por aquellos tiempos, ya se habían encontrado buena parte de las tumbas de la zona, y el valle era toda una joya arqueológica, sin embargo, el arqueólogo Theodor Davies, que había detentado la concesión hasta entonces, creía agotadas las posibilidades del área y la abandonó.

Howard Carter
Lord Carnarvon
Carter inició entonces las excavaciones, que se prolongaron durante mucho tiempo sin producir grandes resultados. Se buscaba alguna nueva sepultura que pudiera haber permanecido intacta. Cuando ya se estaba perdiendo toda esperanza, en 1922, Carter encontró una tumba muy cercana a la de Ramsés IV -ya descubierta hacia mucho tiempo y en la que había trabajado él mismo un par de años antes-. En noviembre, un Carter emocionado le enviaba un mensaje a Lord Carnarvon, que se encontraba en Inglaterra, para que volviera con prontitud, señalando el descubrimiento de una tumba con sellos intactos. Se trataba de la tumba de un faraón de la XVIII dinastía, concretamente la de Tutankhamón. Los enterramientos de los reyes de esta dinastía eran los más antiguos del Valle de los Reyes, pero también habían sido los últimos en ser descubiertos, porque estaban más disimulados y sus accesos eran más difíciles de encontrar, cubiertos a veces por derrumbres posteriores. Ese era el caso de la tumba de Tutankhamón, cuya entrada estuvo mucho tiempo oculta por las viviendas de los obreros que trabajaron casi doscientos años después en la sepultura de Ramsés IV, así como por los derrumbes provocados por dichos trabajos. Estas circunstancias favorecieron su olvido, ayudando a su preservación.

(1) Anexo  (2) Antecámara  (3) Corredor de entrada 
 (4) Cámara funeraria  (5) Cámara del Tesoro
Carter había descubierto el acceso a la tumba a través de unos 16 escalones que conducían a un pasillo descendente que terminaba en una puerta sellada. Esperó unas semanas hasta la llegada de Lord Carnarvon y su hija y entonces abrieron un agujero en dicho puerta para ver lo que había al otro lado. En ese momento, se produjo el célebre y breve diálogo entre Lord Carnarvon y Howard Carter: el primero preguntó ¿Ve usted algo?, a lo que Carter respondió "Sí, cosas maravillosas". En efecto, se veían decenas de objetos, todos revueltos y amontonados sin orden alguno: carros desmontados, estatuas, joyeros, recipientes, sillas, lechos, un trono de oro, comida, etc. Se trataba de una antecámara llena de piezas de enorme valor para el estudio de la historia de Egipto, por lo que se paralizó la excavación con el objeto de su catalogación exhaustiva por parte de Carter y su ayudante Arthur Mace. Fueron clasificados, dibujados y fotografiados concienzudamente para después poderlos transportar al laboratorio. Pero en aquella sala no había rastro alguno del sarcófago, lo que ponía en cuestión que se tratase de una verdadera tumba. En esta antecámara, descubrieron otra puerta que daba a una cámara lateral, que Carter denominó Anexo, situada a un nivel más bajo y abarrotada también de todo tipo de objetos, que igualmente habían sido revueltos.
Terminado el trabajo de clasificación y transporte de todo el material encontrado, se prosiguió con la búsqueda del sarcófago. En febrero de 1923, los miembros de la expedición se centraron en una nueva puerta sellada y flanqueada por dos estatuas de guardianes. Abierta la puerta, accedieron a una segunda cámara situada a un metro de desnivel respecto a la antecámara inicial, y en la que se encontraron las paredes pintadas, algo habitual en las tumbas de los faraones. Lo extraño es que las anteriores estancias de la tumba mostraban sus muros sin decorar, lo que hizo pensar a los investigadores que la tumba inicialmente no estaba preparada para un rey sin para un noble y que apresuradamente fue adaptada tras la temprana muerte de Tutankhamon. Había grandes esperanzas de encontrar allí el cuerpo del faraón, sin embargo, tal proceso sería más lento de lo que cabía esperar. Al introducir la lámpara, una vez retiradas las piedras superiores, el equipo de arqueólogos observó una pared dorada que resultó ser el costado de una capilla o sala mortuoria de enormes dimensiones (5,20 por 3,35 por 2,75 metros), que ocupaba casi por entero la estancia. La capilla era de madera recubierta de oro y en los lados tenía adornos azules de cerámica con signos mágicos para la protección del muerto. Las puertas de la capilla se encontraban sin sellar y cuando Carter las abrió tampoco encontró al faraón, sino una segunda capilla que estaba cerrada y con el sello intacto. Eso demostraba que ningún saqueador de tumbas había profanado la sepultura real, Carter se emocionó al comprobar que allí no habían llegado los ladrones. Tan solo otra tumba del valle de los reyes había permanecido hasta entonces con su ajuar más o menos intacto y sin la profanación de los sarcófagos, y no era de reyes, sino de nobles.
Sin embargo, aunque el sarcófago estaba intacto, la tumba no. Al contrario de lo que generalmente se afirma, había sido parcialmente saqueada y después había sido cerrada apresuradamente. Esto explicaría el caos y desorden interior. Es posible que fuera violada al menos en dos ocasiones, posiblemente en fechas tempranas, poco después del entierro, y de hecho en las puertas selladas son visibles algunas aberturas en las esquinas superiores o inferiores, que después fueron cerradas. Algunos tesoros fueron robados, especialmente aquellos más fácilmente transportables, es el caso de las joyas. De forma precipitada los vigilantes reorganizaron la tumba y dejaron las puertas exteriores de la capilla mortuoria sin sellar. Habían cerrado las aberturas realizadas por los ladrones en las puertas de las cámaras y habían vuelto a sellar la puerta de entrada a la tumba. Howard Carter sostuvo que los ladrones fueron cogidos infraganti intentando una precipitada huida.

Aberturas realizadas por los ladrones en la tumba de Tutankhamon.

Tras la segunda capilla encontraron una tercera y después una cuarta que al ser abierta mostró un impresionante sarcófago amarillo tallado en un enorme bloque de cuarzo y cubierto de una pesada losa de granito. Sin embargo, su apertura se pospuso, pues se tardaron casi tres meses en desmontar las capillas, compuestas por ochenta partes cada una, pesadas y frágiles. Para entonces ya había muerto Lord Carnarvon, que nunca llegó a ver la momia del faraón. Falleció en abril por una infección causada por la picadura de un mosquito y complicada después por una pulmonía que dañó severamente su delicada salud, tenía 57 años de edad. Hasta febrero de 1924 no se abrió el sarcófago. En su interior se encontraron tres ataúdes con forma antropomorfa con la imagen del faraón, cada uno dentro del otro como si se trataran de muñecas matrioskas rusas. Los primeros eran de madera chapada en oro y el tercero de oro macizo. Dentro de este último se hallaba la momia del joven faraón. Por cuestiones burocráticas los ataúdes no fueron abiertos hasta octubre de 1925. En su interior se hallaba el cuerpo momificado del faraón, con la cabeza y los hombros cubiertos por la impresionante y popular máscara de oro. El estado de conservación de la momia en general no era muy bueno y estaba endurecida y ennegrecida, aunque la cara protegida por la máscara se encontraba en mejor estado. Esto permitió reconocer mejor el rostro delicado y de bellos rasgos, propio de un adolescente, que tenía el faraón.
Junto a la sala funeraria se hallaba una cuarta sala, que recibió el nombre de Cámara del Tesoro, en ella se encontraban objetos empleados en el rito funerario como los once remos para la "barca solar", así como una lujosa arca con forma de templo, el Templete canópico de Tutankhamon, que contenía las vísceras momificadas del rey.

Los grandes protagonistas del descubrimiento en las proximidades de la
 tumba. Desde la izquierda, el primero Lord Carnarvon, el tercero Howard
 Carter, entre ambos Arthur Mace.

Carnarvon y Carter (ambos en el centro) ante la entrada de la tumba.

Howard Carter  abre un boquete en la entrada de la tumba que le
 permite ver el interior de la antecámara.
Vista de los tesoros encontrados en la antecámara del sepulcro.
Carter y Carnarvon derriban el muro de la cámara funeraria.
En un extremo de la antecámara, flanqueada por dos estatuas de
 guardianes, se descubrió el acceso a la cámara funeraria. Tirada la
 pared resultó visible un lateral de la capilla funeraria.
Carter con un ayudante saca algunos objetos de la tumba.
Carter prepara para su traslado una de las estatuas que flanqueaban
 el acceso a la cámara funeraria.
Tras su clasificación los objetos de la tumba fueron empaquetados
 para su traslado.
Traslado de los tesoros de la tumba.
En el interior de la cámara sepulcral se hallaba una capilla
 de madera dorada que incluía otras cuatro en su interior.
Apertura de la capilla funeraria.
Sello intacto de la puerta de la segunda capilla.
En el interior de las capillas se hallaba el sarcófago con un ataud que
 incluia otros dos dentro. Carter limpiando el segundo ataud
Carter y un colaborador ante el tercer ataud, de oro macizo.
 Dentro se hallaba la momia del faraón.

Máscara de oro que cubría la cabeza de la momia
Forma antropomarfa del tercer ataud.




Trabajos de traslado de los ataúdes del faraón.
Cámara del Tesoro. A la izquierda  el templete de los
 vasos canopos que guardaban las vísceras del faraón.

El DOCUMENTAL de DISCOVERY CHANNEL "TUTANKHAMON, EL JOVEN FARAÓN" nos permite aproximarnos al descubrimiento de la tumba de Tutankhamon, desde su descubrimiento hasta su exploración posterior que termina con la llegada hasta el ataúd y la momia del faraón. Mostramos un fragmento. Si que queremos verlo en su totalidad consultar el enlace que se encuentra debajo.

                                                 http://tu.tv/videos/01-tutankhamon-el-joven-faraon


LA MALDICIÓN DE TUTANKHAMON

La maldición del faraón Tutankhamon hace referencia a la supuesta existencia de una potente magia egipcia, convertida en este caso en un elemento de protección del descanso eterno del rey enterrado, según la cual aquél que profane la tumba de un faraón del Antiguo Egipto lo pagará con la muerte. Como buena maldición, la leyenda de Tutankhamon poseía todos los ingredientes clásicos del "género" perfectamente combinados: por un lado, una serie de acontecimientos trágicos, muertes terribles y aparentemente incomprensibles, por otro lado, un afán por lo supersticioso y la atracción por lo sobrenatural que suele recubrir a los nuevos descubrimientos, especulaciones continuas en las que han intervenido importantes novelistas y periodistas, atraidos por lo mágico de la egiptología y que permitieron su difusión entre las masas. Iba además acompañada de avisos terribles: durante mucho tiempo se habló de la existencia en muchas tumbas egipcias de advertencias para los ladrones que osaran profanarlas, este era el caso de la de Tutankhamon, en la que según la leyenda -no tanto la realidad- se había encontrado una tablilla o fragmento de arcilla con una inscripción que sentenciaba algo traducible como "la muerte golpeará con su bieldo -o sus alas- a aquel que perturbe el descanso eterno del faraón". En ocasiones, se ha hecho alusión a la existencia de otra amenaza en el collar de oro hallado en el cuello de Tutankhamon, en realidad solo era un escarabajo de resina negra con la inscripción de una expresión ritual típica de este tipo de enterramientos. Por si esto fuera poco, una nueva advertencia de otro tipo desafíó la expedición: poco antes de entrar en la tumba, el canario de Howard Carter, que le acompañaba en la expedición, fue atacado por una cobra, que es por cierto, la serpiente de los faraones. Todo ello provocó la inquietud entre los obreros egipcios que concebían aquello como un mal presagio. Como vemos, ingredientes excelentes para una apasionante película de aventuras.
Después vinieron los acontecimientos trágicos que alimentarían sin cesar la leyenda, y que se sucedieron a partir de la apertura de la tumba. El primero y más llamativo fue la muerte de Lord Carnarvon justo un mes después. A partir de ahí, y alimentado por las siguientes muertes, se desencadenaría el otro elemento motor de la maldición, los medios de comunicación y la literatura se convirtieron en voceros de la leyenda y alimentaron sin cesar las especulaciones. Célebres novelistas como Arthur Conan Doyle se ponían a la cabeza y aceptaban la existencia de la maldición. Doyle fue defensor, más tarde, de una de las teorías explicatorias, la del "hongo mortal", según él, puesto en las tumbas para castigar a los supuestos ladrones. Quizás sería Marie Corelli, conocida autora de la época y una de las primeras autoras de best sellers, quien más contribuyó a divulgar la existencia de una maldición, especialmente porque decía tener una prueba escrita de ella, al poseer un antiguo texto árabe que mencionaba las maldiciones de las tumbas faraónicas. Un texto que nunca salió a la luz, por cierto. Cuando el egiptólogo Arthur Wiegall publicó "Tutankhamon y otros ensayos", que refrendaba la existencia de una maldición, para muchos ésta ya era una realidad intangible. La prensa sensacionalista hizo el resto, al explotar el suculento filón con una multitud de artículos. Unos y otros, hablaban de la existencia de advertencias mortales en la entrada de la tumba, algo que los escépticos siempre han negado y que Carter rechazó desde un principio.

Arthur Conan Doyle
Marie Corelli


















.
Una publicación de la época especula sobre la muerte de
 Lord Carnarvon y la maldición de Tutankhamon.
Según se sucedían las muertes, los defensores de la maldición crecían. Poco después del fallecimiento de Carnarvon, los profesores Breasted y La Fleur y el millonario estadounidense George Jay Could morían al poco tiempo de visitar la tumba. Arthur Mace y Richard Bethell, colaboradores de Howard Carter, también perecieron, aunque el primero ya estaba enfermo y esto le había obligado a dejar el trabajo antes de su muerte. El fallecimiento de la enfermera de Carnarvon también se uniría a esta lista.
Se sucedieron después más muertes, ligadas en los titulares de los periódicos más sensacionalistas a la supuesta maldición. Es el caso de algunos hombres de ciencia, como Archibald Douglas Reid, radiólogo encargado de examinar y radiografiar la momia, o el egiptólogo Arthur Weigall. A ello se añadirían el hermanastro de Lord Carnarvon o Lady Elizabeth Carnarvon, por la picadura de un insecto, lo que se terminó relacionando con la maldición. Hubo más muertes de personas más o menos vinculadas a la tumba, pero no todos los individuos que estuvieron en contacto con la momia o entraron en la sepultura murieron, y entre ellas estaba el médico que le había hecho la autopsia, que vivió hasta los 75 años o el mismísimo Howard Carter que falleció diecisiete años después del descubrimiento, con 64 años, en 1939. Walter Hauser, el arquitecto estadounidense que dibujó los planos de la tumba, es una de las evidencias más fuertes contra la maldición, murió 37 años después de la apertura del sepulcro, su socio falleció incluso más tarde, en 1969.
Carter siempre despreció la maldición como "historias ridículas" y en sus exhaustivas anotaciones no se hacía referencia alguna a la existencia en pared alguna o tablilla de ninguna advertencia. Como bien señaló el propio Carter, los antiguos egipcios no estaban especialmente preocupados en maldecir a los posibles enemigos, ladrones o profanadores de tumbas, sino que centraban su atención en el bienestar del faraón muerto, al que dedicaban deseos y bendiciones para su mejor vida eterna, así como expresiones de bienvenida de los dioses.

Para justificar las muertes, algunos científicos recurrieron a la teoría del "aire malo", bacterias milenarias y hongos de la tumba que pudieron infectar a los profanadores. Sin embargo, han sido muchas las voces que han descalificado esta opción, el propio director de antigúedades egipcio en los años 70, Gamal Eldin Mehrez, declaraba en 1972 que él era la mejor prueba de que las muertes no eran más que una coincidencia: "He pasado mi vida entera rodeado de ataudes y momias y aquí sigo". Un mes después, mientras los tesoros de Tutankhamon se dirigían a Inglaterra para conmemorar el medio siglo del hallazgo, Mehrez fallecía después de un infarto. Es precisamente en esa época cuando la maldición encontró un nuevo resurgir. En los años 60 y 70 los tesoros de Tutankhamon del Museo Egipcio de El Cairo estuvieron en varias exposiciones en museos europeos y algunos de los encargados y directores de dichas instituciones murieron poco después, lo que permitió avivar la leyenda. En 1973 el escritor alemán Philipp Vandenberg publicaba "La maldición de los faraones", que se convirtió en un enorme éxito de ventas y que contribuyó además a fortalecer la leyenda, obstinado en ligar las muertes entre sí y a la supuesta maldición. En 1973 la escritora de novela gótica y romántica Victoria Holt escribía "La maldición de los faraones". Desde entonces hasta hoy la leyenda ha producido una rica literatura que ha encontrado el eco en decenas de libros publicados, algunos fantasiosos y sensacionalistas o en la línea de las "ciencias oscuras", otros firmados por reputados egiptólogos que desmontaban la mitología y nos aproximan a la verdadera realidad de la tumba.
El cine también se unió a este frenesí, recuperando el mundo mágico del Antiguo Egipto, con su universo de momias, maldiciones y espíritus malignos. Siete años después de estrenar "La sombra del faraón", el director Russell Mulcahy dirigía en el 2006 la película "La maldición de la tumba de Tutankhamon". Ese mismo año se estrenaba con gran éxito la pelicula "La momia", dirigida por Stephens Sommers que recreaba la resurrección de una momia egipcia en un entorno mágico.

En el 2006 Robert Mulcahy dirigía "La
 maldición de la tumba de Tutankhamon".
"La momia" con su éxito, recuperó para el gran
 público el Egipto de maldiciones y magia. 



















En la actualidad conocemos que existen bacterias y hongos en las tumbas, pero también tenemos la certeza de que solo pueden ser peligrosos para personas con una manifiesta debilidad de su sistema inmunológico y que no forman parte de ningun maldición. Hoy sabemos también que muchas de las muertes no estaban ligadas entre sí, que algunos de los muertos no estuvieron en la tumba, y muchos de los que estuvieron en la tumba no murieron o lo hicieron mucho después de lo que la leyenda dice. Hubo escritores y periodistas interesados en retorcer la realidad para adaptarla a sus intereses, haciendo referencia a escritos o pruebas que nunca aparecieron y a supuestas advertencias escritas que nunca fueron corroboradas; el gusto y el interés del gran público por lo mágico hizo lo demás. Es indudable que se sucedieron algunas muertes, que en todo caso fueron fruto del azar y que no tuvieron conexión entre sí.
Para una aproximación inicial al tema de la maldición de tutankhamon podemos consultar en la red el blog Tejiendo el mundo. Si queremos una profundización más grande en la cuestión os recomiendo el libro "La maldición de Tutankhamon", de Joyce Tyldesley (Ariel, 2012). La arqueóloga y profesora de la Universidad de Manchester realiza una obra científica y a la vez amena que desentraña todos los secretos sobre la tumba y su descubrimiento, poniendo en evidencia las contradicciones de los defensores de la maldición.



PRESENTE Y FUTURO DE LA TUMBA DE TUTANKHAMON

Desde principios del 2011, con el desarrollo de la revolución egipcia y la caída del dictador Mubarak, Egipto vive sumido en una profunda crisis del turismo, fuente principal de ingresos, que ha hundido la economía del país. En otro tiempo no muy lejano, Luxor, sus templos y necrópolis, eran uno de los motores económicos del país del Nilo por su capacidad de atracción turística. Y una de los grandes protagonistas era el sepulcro de Tutankhamon. La tumba se había convertido desde su descubrimiento en una de las mayores atracciones turísticas de Egipto, un reclamo para millones de personas y un foco inacabable de curiosidad para el gran público. En el pasado reciente, más de mil personas diarias solían bajar las escaleras de la tumba durante los días de mayor concurrencia.
La decisión tomada en el año 2007 de exhibir la momia del rey en la propia tumba -en una urna de cristal climatizada-, incrementó el interés y el morbo del público por visitar la sepultura real y aumentó también la presión sobre el recinto, agravando los problemas existentes de conservación. Se trata además de una tumba especialmente pequeña en comparación con otras -ya sabemos que no fue diseñada inicialmente para albergar al faraón-, que además ha sido con mucho la más visitada. Los muros y sus pinturas han sufrido en los últimos años un rápido deterioro, especialmente por los cambios de temperatura y humedad producidos por la entrada masiva de turistas. El sudor y el aliento de éstos, en medio de temperaturas exteriores muy altas y dentro de un espacio limitado, provocaron incluso la aparición de hongos en las paredes. No olvidemos que las tumbas faraónicas no fueron diseñadas para recibir visitantes y no disponen de los sistemas de ventilación adecuados.

Tumba de Tutankamon,  En la urna climatizada se encuentra el ataúd
con el cuerpo del faraón. Las paredes de la sala funeraria estaban pintadas.
Hawas supervisa el traslado de la momia de Tutankhamon. Junio del 2007.
Los expertos toman muestras de ADN a la momia de Tutankhamon. Estas
 investigaciones han permitido conocer la causa de su muerte: la malaria.
La momia de Tutankhamon se hallaba en mal estado cuando fue
 descubierta. Su posterior manipulación por Carter aumentó su deterioro.
El delicado rostro del joven faraón.
Rostro de la momia de Tutankhamon.


















En un intento de solucionar el problema, el todopoderoso Zahi Hawass, entonces secretario del Consejo Supremo de Antigüedades y hombre clave durante muchos años en la conservación del patrimonio arqueólogico egipcio, tomó la decisión de cerrar la tumba al público a principios del año 2007, para evitar su irreversible pérdida: "la protección de la historia es más importante que el turismo", afirmaba. La de Tutankhamon se unía así a otras dos tumbas que ya habían sido cerradas poco antes: la de Seti I, la más monumental del Valle de los Reyes, y la de la reina Nefertari, esposa de Ramsés II, en el vecino Valle de las Reinas.
Este cierre formaba parte de un proyecto personal de Hawass que incluía la creación de réplicas que pudieran ser visitadas por los turistas, permaneciendo salvaguardadas las tumbas originales. Se pretendía así crear junto a Luxor y el Valle de los Reyes una especie de "Valle de las Réplicas". Para Hawas el modelo a seguir eran las neocuevas de Altamira o Lascaux, joyas del arte rupestre paleolítico europeo, puestas en marcha décadas antes y que reproducían fielmente las pinturas y las paredes de las cuevas originales. Su éxito había sido rotundo y de hecho, la cueva de Altamira pasó de 200.000 visitantes al año, cuando cerraron en 1979 la original, a los casi 600.000 actuales recibidos por la réplica. La idea de las autoridades egipcias es que cuando se hayan terminado y puesto en funcionamiento las réplicas, solo los especialistas recibirán autorización para entrar en las tumbas originales después de pagar entradas muy caras.
El proyecto de reproducir las tumbas no resulta descabellado, pues de hecho, el universo de la egiptología actual no ha permanecido al margen de las réplicas, usadas sistemáticamente para extender el conocimiento del mundo egipcio. En los últimos años, colecciones de réplicas exactas recorren el mundo en exposiciones itinerantes que dan a conocer el legado del Egipto Antiguo. También aquí la tumba de Tutankhamon se lleva la palma. Una exposición que reproducía el ajuar y sarcófagos de la tumba ha recorrido Europa en los últimos años. En el 2009 estuvo en el Museo Marítimo de Barcelona y en el 2010 y hasta enero del 2011 en la Casa de Campo de Madrid.

Réplica de la antecámara de la Tumba de Tutankhamón en la Exposción
 celebrada en Madrid entre mayo del 2010 y enero de 2011.
Réplicas de los sarcófagos de Tutankhamón.

Réplica del trono de oro de Tutankhamon.

Este VIDEO nos muestra el proceso de elaboración de las réplicas que nutren las exposiciones que sobre Tutankhamon recorren Europa en los últimos años:

                                


A principios del 2011 se terminó la primera de las réplicas previstas, la de la tumba de Tutankhamon. Había sido realizada en Madrid por le empresa Factum Arte y financiada por una organización suiza, la Sociedad de Amigos de las Tumbas Reales de Egipto, la Universidad de Basilea y una fundación creada por la propia empresa constructora. El resultado resultó excepcional, y como en el caso de la neocueva de Altamira, reproducía casi a la perfección el original: había sido realizada con las mismas marcas, grietas y desperfectos, así como las secuelas de las restauraciones realizadas a lo largo del tiempo. Se necesitaron tres años de exhaustivo trabajo y se utilizaron tres sistemas distintos de registro de datos: un escáner láser, que captaba imágenes en 3D; un escáner de luz blanca, que mezclaba tecnología óptica, topometría en tres dimensiones e imágenes digitales; y una cámara fotográfica, que tomó cerca de 16.000 imágenes de alta resolución.
Los acontecimientos de la revolución egipcia paralizaron durante 2011 y 2012 el viaje de la réplica a Egipto y hasta noviembre del 2012 no se presentó la "neotumba" en un lujoso hotel de El Cairo. Ese mismo mes, el 23 de noviembre, y con el objeto de celebrar el noventa aniversario de su apertura, se volvió a abrir el sepulcro en un solemne acto que incluía la presencia de todo tipo de personalidades y embajadores. Era un intento desesperado de atraer de nuevo a los turistas, trasmitiendo una imagen de normalidad.

Réplica de la tumba de Tutankhamon.

Empleados de la empresa Factum Arte durante los trabajos de
 construcción en Madrid de la réplica de la tumba de Tutankhamon.

                                   
Sin embargo, según se ha ido complicando la revolución egipcia, con la llegada al poder de los Hermanos Musulmanes y el definitivo golpe de estado en 2013, el turismo no solo no se ha recuperado sino que aún ha caído más en picado. En El Cairo escasean los visitantes y muy pocos entran en el Museo Egipcio -donde se encuentra desde 1922 la mayoría del tesoro de Tutankhamon-, aunque solo hace unos años se acercaban a sus vitrinas cerca de 200.000 visitantes al año. Aunque la zona de Luxor, donde se halla la tumba, es muy tranquila y está ajena a muchos de los conflictos vividos en otras zonas del país, hoy en día el turismo no supera el 15% del que llegaba hace unos años. Los templos de una y otra orilla, los museos y las necrópolis, están casi desiertos. Pocos extranjeros visitan el Valle de los Reyes, pero menos aún se acercan a los lugares menos conocidos: la antigua casa de Carter en Elwat el-Diban, el que fue su verdadero hogar, hoy es un museo solitario. Los grandes barcos que surcan el Nilo, antes llenos de turistas, van ahora casi vacíos. El proyecto de situar la réplica en la zona sigue paralizado y hoy la tumba de Tutankhamon permanece abierta, aunque con acceso limitado, como último recursos de atracción para los turistas.

Entrada actual a la tumba de Tutankhamon.
Casa museo de H. Carter en Elwat el-Diban. El guía ante su despacho.
Museo Egipcio de El Cairo bajo la vigilancia de unidades militares tras
 sufrir en 2011 algunos ataques.
Sarcófago de oro de Tutankhamon. Museo Egipcio de El Cairo.

Sarcófagos de Tutankhamon expuestos en el Museo Egipcio de El Cairo.

Templete de los vasos canopos de Tutankhamon.
Museo Egipcio de El Cairo.
El patrimonio egipcio y la tumba de Tutankhamon, han llegado a estar en el pasado más cercano en serio peligro por la excesiva presión turística, pero quizás sean más importantes las amenazas actuales. Sin los recursos del turismo, Egipto pierde su capacidad de mantener y proteger su increible herencia arqueológica. Vacía de turistas, las condiciones de conservación del sepulcro han mejorado y su deterioro a corto plazo se ha frenado, pero su futuro es ahora más incierto que nunca.
Este pasa por la normalización del país y la vuelta de la estabilidad política, y con ella del turismo, y también por la puesta en marcha real de réplicas, que como ya se ha demostrado en otros casos permite conjugar el respeto a la historia con la necesidad de su divulgación entre las masas. Los turistas es seguro que entraran en las réplicas, pero para que eso ocurra antes tienen que regresar...


RECURSOS DIDÁCTICOS SOBRE EL TEMA

A un nivel más divulgativo, especialmente sugerentes para mis alumnos de 1º de ESO, encontramos algunos RECURSOS sobre el mundo de las tumbas egipcias. Aunque están en inglés, pueden ser usados sin problemas con los mínimos conocimientos del idioma:

- En la animación "King Tut´s Virtual Tomb" el alumno se puede poner en la piel de Howard Carter e ir explorando las distintas salas del sepulcro de Tutankhamon.

PULSAR AQUÍ
- El juego online "Tomb of the Unknown Mummy" nos permite ejercer de arqueólogo y entrar en las distintas salas de una tumba egipcia para recopilar todo tipo de objetos con ayuda de pequeñas lámparas que nos iluminan.
PULSAR AQUÍ
- "Egyptian tomb adventure" es un juego online creado por el Museo Nacional de Escocia, que pone al alumno en la piel de una joven arqueóloga que viaja desde Escocia hasta Egipto para descubrir una tumba del Egipto Antiguo.
PULSA AQUÍ
- "Unravelling The Mysteries of King Tutankhamun" es un recurso interactivo que nos permite conocer la tumba de tutankhamon realizando una visita virtual al sepulcro.
PULSAR AQUÍ

Para profundizar en EL CONOCIMIENTO GENERAL DEL EGIPTO ANTIGUO -arquitectura, cultura, sociedad, política, religión, etc- de una forma didáctica y entretenida recomendamos dos WEBS en castellano muy interesantes y entretenidas:

                                                                "Egipto al descubierto"

                                                        "Egipto. Tierra de faraones"